Inês Cascais, Liane Correia-Costa, Maria Sameiro Faria, Alberto Caldas Afonso
La insuficiencia renal terminal (IRT) es una enfermedad poco frecuente durante el periodo neonatal, pero su manejo durante los primeros meses de vida es particularmente difícil, especialmente en lo que respecta a la nutrición, el equilibrio de líquidos, el acceso dialítico y la elección de la modalidad. La monitorización del crecimiento y la optimización de la nutrición son de vital importancia, al igual que lo es el manejo del mayor riesgo de infección y otras comorbilidades frecuentemente asociadas.
Presentamos un caso de IRT de inicio neonatal, en programa dialítico desde el sexto día de vida, con varias comorbilidades asociadas. Se mantuvo en diálisis peritoneal (DP) hasta los 20 meses, cuando, tras complicaciones infecciosas recurrentes, fue transferido a un programa de hemodiálisis (HD).
Tras el inicio de la HD, se observó una mejoría del trastorno óseo mineral y del estado nutricional, con un aumento del índice de masa corporal y de los niveles de albúmina.
Este caso refleja la dificultad de tratar la afectación multiorgánica asociada a la IRT de inicio neonatal, especialmente en presencia de comorbilidades que también repercuten en el crecimiento y el desarrollo, como las afecciones cardiovasculares, pulmonares y endocrinas. La mejor eficiencia dialítica de la HD mostró un impacto positivo, lo cual evidencia las ventajas de esta técnica en determinados contextos.
Palabras clave: Insuficiencia renal terminal neonatal, nutrición, enfermedad renal crónica-trastorno mineral y óseo.
End-stage renal disease (ESRD) is a rare condition during the neonatal period but its management during the first months of life is particularly challenging, especially in terms of nutrition, fluid balance, dialytic access, and modality choice. Growth monitoring and optimization of nutrition are of vital importance, as is management of the higher risk of infection and other frequently associated comorbidities.
We present a case of neonatal-onset ESRD, on a dialytic programme since the sixth day of life, with several associated comorbidities. He was maintained on peritoneal dialysis (PD) until 20 months of age, when, after recurrent infectious complications, he was transferred to a haemodialysis (HD) programme. Following HD initiation, we observed an improvement in mineral bone disorder and nutritional status, with an increase in body mass index and albumin levels.
This case reflects the difficulty of managing the multiorgan involvement associated with neonatal-onset ESRD, especially in the presence of comorbidities that also impact on growth and development, such as cardiovascular, pulmonary, and endocrine conditions. Better dialytic efficiency of HD had a positive impact, which emphasizes the advantages of this technique in certain settings.
Keywords: Neonatal end-stage renal disease, nutrition, chronic kidney disease-
mineral and bone disorder.